Para evolucionar hay que dejarse agredir
Un sistema homeostático y ultra estable no puede evolucionar más que si se ve agredido por eventos procedentes del mundo exterior. Por consiguiente, una organización debe ser capaz de captar esos gérmenes de cambio y de emplearlos en la evolución del propio sistema. Estas circunstancias obligan a adoptar un modo de funcionamiento caracterizado por una renovación de las estructuras y por una gran movilidad de los hombres y de las ideas.
En efecto, cualquier rigidez, esclerosis, perennidad de las estructuras o de la jerarquía, es evidentemente opuesta a una situación favorable a la evolución. Una organización puede mantenerse a la manera de un cristal o de una célula viva. El cristal conserva su estructura gracias al equilibrio de fuerzas que se anulan en cada nodo de la red cristalina. Gracias también a esa redundancia, es decir a la repetición de los mismos motivos. Este estado estático y cerrado frente al entorno, no le permite resistir a las perturbaciones del medio. Si la temperatura del entorno aumenta, el cristal se desorganiza y se funde.
La célula por el contrario, se encuentra en equilibrio dinámico con su entorno. Su organización no se funda en la redundancia sino en la variedad de sus elementos, lo cual está en plena concordancia con el Primer Mandamiento del Enfoque Sistémico: Conservar la Variedad, que establece que para conservar la estabilidad se hace necesario conservar la variedad.
Cualquier simplificación es peligrosa porque introduce desequilibrios. El Sistema Abierto se mantiene por la continua renovación de sus elementos. Son esta variedad y esta movilidad las que permiten la adaptación al cambio. La organización de un cristal difícilmente evoluciona y si lo hace es bajo las sacudidas de reformas radicales y traumatizantes. La organización de la célula busca favorecer el acontecimiento, la variedad, la apertura al mundo exterior. No teme a una desorganización pasajera, lo cual es una condición indispensable para una readaptación mucho más eficaz. Admitir este transitorio riesgo es aceptar y querer el cambio, ya que no hay cambio real sin riesgo.
Este mandamiento es violado con frecuencia en las Organizaciones y con mucha más frecuencia en los Sistemas de Gobierno. Los dirigentes son incapaces de aprender las lecciones que les da el entorno. Por el contrario radicalizan sus formas de actuación, basadas más en líneas políticas y partidistas que en los mensajes que reciben del entorno y del propio pueblo al cual dirigen. Los rusos tuvieron que esperar 74 años para entender que el Sistema Comunista no es viable para estos tiempos de Modernidad. Lamentablemente en la Venezuela de estos tiempos, toda la situación de desabastecimiento, escasez e inflación que merma sobre la vida y el bienestar de los venezolanos, no ha sido suficiente para lograr una rectificación de quienes dirigen actualmente a nuestro país. Al contrario en lugar de actuar como la célula y adaptarse a las circunstancias actuales, reaccionan como el cristal intentando mantener una estructura que es inviable para los nuevos tiempos en que se encuentra la Humanidad a través de la radicalización de un proyecto político, que los hechos recientes están demostrando su inviabilidad.
Hasta la próxima entrega donde trataremos otro de los Mandamientos del Enfoque Sistémico.